La muerte de un padre, siempre he pensado que debía ser tremenda y por desgracia, lo he constatado. Al día siguiente de un funeral lleno de emoción, calor de los amigos y familiares, recuerdos buenos y toda la locura que acompañan a estos momentos, esa mañana, al despertar pensé, ya no tengo padre…
Una sensación de terror recorrió todo mi cuerpo y quedé paralizada unos minutos. A pesar de que ya tengo una edad, tengo hijos de los que me responsabilizo, llevo una casa hacia adelante, yo sola, el hecho de no tener a mi padre, me deja completamente desprotegida de base, en lo más básico, en la parte más primaria de mi. Pasara lo que pasara, por difícil que pudiera ponerse la vida, él siempre sabía lo que había que hacer.
Aún con este dolor tan enorme, no quiero dejar de escribir lo que siento, para recordar a lo largo del tiempo, para que los días no borren todas las sensaciones que tengo y mi mente cambie la percepción de mis pensamientos para curar este vacío tan brutal.
Lo primero que quiero es decirte GRACIAS, por tanto amor, por tanta vitalidad, por tu generosidad, por enseñarme a vivir desde el corazón y no desde las normas, por enseñarme a exprimir la vida como nadie, por enseñarme el esfuerzo, el coraje, la tenacidad y la honestidad con la que trabajamos juntos. Juntos tocamos el cielo y juntos nos caímos y aunque yo tuve la ventaja de ser más joven y pude adaptarme, tu transformaste tu caída en un tiempo de paz, de fe, de reflexión y de mucho, mucho amor. También fue un tiempo de mucha tristeza, tristeza que nunca supe consolar .
La vida te ha tratado muy bien y la enfermedad bastante mal, sin embargo, nunca ha desaparecido de ti, ni esa mirada pícara ni esos ojos llenos de amor. Yo tengo tus ojos y me quedo con todo ese amor para seguir repartiendo, como si de tu legado se tratara porque como bien hablamos muchas veces, nacemos y morimos solos y al final, solo nos vamos a llevar eso, amor.
Hasta el último día que estuvimos juntos, no renunciaste a tu forma de vivir, te fumaste y te bebiste la vida con mucha alegría, muchas inquietudes, y muchas, muchas risas. Tengo cientos de anécdotas que espero mis recuerdos guarden para siempre y ojalá, todo en lo que tu creías sea cierto y algún día volvamos a encontrarnos.
No te preocupes papi, te prometo que estaré entre Bien y Muy Bien
Te quiero
Deja un comentario